martes, 2 de diciembre de 2014

Las manchas de tomate.

Es como cuando tienes un jersey favorito, precioso y te queda como anillo al dedo.
Con la anchura perfecta y las mangas un poco largas para que puedas tapar los dedos si tienes frío.
Te lo pones, te encanta.
Cada día te gusta más y piensas que no puede haber un mejor jersey; hasta que un día te invitan a comer y tu precioso jersey azul se mancha de tomate frito.
Lo lavas, relavas, pruebas los milagritos de la abuela.
Un poco de abracadabra patadecabra y, ¡Uhja! La mancha desaparece.
Pero queda una pequeña señal que te recuerda que tu jersey favorito se manchó, y que puede seguir siendo tu favorito pero siempre estará marcado.

Es una teoría aplicable a las relaciones humanas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario