altiva y sensualmente.
Levantando una ceja,
mirándote como si no fueras suficiente para ella.
(Y no lo eres)
Y exhala poniendo ojos de tigresa, tranquila,
sabiendo que te correrías si te mirase así más de lo estipulado.
Con toda esa tranquilidad del gran felino que sabe que va a cenar bien antes de que se muera de hambre.
Te regalaría media vida y mis costillas por verte bailar hasta el amanecer,
bebiendo whiskey y fumando desnuda.
Porque tienes cosas que matarte dentro que yo jamás podré entender,
y que tú nunca querrás contar.
Te regalaría un trocito cómodo en mi memoria,
para que te instalases ahí de por vida,
con tus gestos y tu cara de muñeca de porcelana.
Almacenándote así,
con la cafeína de tus ojos viviendo dentro de mí.
Con tus ganas de ver el mundo arder,
conmigo o sin mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario